La leche materna no sólo es beneficiosa para el bebé durante los meses en los que se alimentan al pecho, sino que el pequeño también programa su organismo para el futuro. Diversos estudios demuestran que la leche materna tiene efectos positivos a largo plazo respecto a la presión arterial, la obesidad, el colesterol, la diabetes y las facultades cognitivas. Pero esto no es todo, dar el pecho también proporciona beneficios para la mamá.
EVITA LA OBESIDAD Y EL COLESTEROL.
Las estadísticas demuestran que los niños que toman el pecho son menos propensos a padecer obesidad. El mérito es de lo ácidos grasos Omega 3. Estas grasas, abundantes en la leche figuran en la composición de las paredes de las células, haciendo que desarrollen una mayor actividad en la absorción de la leptina, una sustancia que contribuye da regular las sensaciones de hambre y saciedad y que presenta disfunciones en muchos obesos. Gracias, también, a los ácidos Omega 3, disminuyen las probabilidades de sufrir hipertensión y colesterol elevado en la edad adulta. La leche materna también combate la aparición de diabetes, tanto la de tipo 1 (que ya puede surgir durante la juventud) como la de tipo 2 (propia de la tercera edad).
EDUCA EN LA ALIMETACIÓN.
La lactancia materna es un método precoz de educación alimentaria, que potencia la acción preventiva del sobrepeso, siempre que sea a libre demanda. Conviene estimular al niño para que exprese sus propias sensaciones y se autorregule, sin imponerle la necesidad de tener o no tener hambre a horas fijas, preestablecidas y válidas para todos.
REFUERZA EL SISTEMA INMUNITARIO.
Durante el primer año de vida, el sistema inmunitario del niño todavía no está preparado para defenderle contra las agresiones externas. De todos modos, en los últimos meses de embarazo, la madre le ha pasado parte de sus anticuerpos. La lactancia materna es la continuación ideal de este proceso. ¿Cómo se produce esta transmisión? Compartiendo un mismo espacio la mamá y su bebé, de esta manera la mamá tiene la oportunidad de desarrollar anticuerpos y pasárselos al niño a través de la leche. Además de permitir el intercambio de anticuerpos, la leche también es un tejido vivo, que contiene células activas del sistema inmunitario, como son los linfocitos, considerados la fábrica de los anticuerpos. Asimismo, la leche contiene sustancias antimicóticas, antivíricas y antibacterianas, protegiendo al pequeño de infecciones respiratorias, diarreas y otitis.
PROTEGE CONTRA LAS ALEGRIAS.
Las células del sistema inmunitario y las hormonas presentes en la leche materna sirven también para modular la llamada respuesta inflamatoria. Los oligosacáridos (azúcares) contribuyen también a este efecto protector. Están contenidos en la leche materna y nutren la flora bacteriana buena de los intestinos. Gracias a las sustancias presentes en la leche materna, que estimulan si proliferación, estas bacterias combaten la predisposición a sufrir dermatitis, eccemas y alegras de la piel.
BENEFICIOS PARA LA MADRE.
Hoy en día, se ha demostrado que la lactancia materna constituye uno de los mejores aliados para la salud de la madre. Dar el pecho inmediatamente después del parto favorece la vuelta del útero a sus dimensiones normales y permite que la nueva mama recupere su peso ideal en menos tiempo. Haber dado el pecho constituye también un factor protector contra los tumores de mama y de ovario. La protección es la elevada cuanto más se da el pecho, y se refuerza si la mujer alimenta no sólo al primer hijo, también a los siguientes. Asimismo, la lactancia materna hace más resistente el esqueleto y protege de una posible osteoporosis en una edad más avanzada.
FOMENTA LA RELACIÓN MADRE-HIJO.
Se trata de una experiencia existencial, más que nutritiva: ayuda al recién nacido a identificar a su madre y hace que, mientras toma el pecho, todos sus sentidos estén activos. Al dar el pecho, la madre se encariña con el niño y libera la hormona Oxitocina que desarrolla la conducta materna y será la responsable del sentimiento de apego, independientemente de cual sea la naturaleza de la relación.
Fuente revista Mi bebé y yo.